miércoles, 27 de octubre de 2010

Pensando en los niños...

Fotógrafo infantil haciendo sus pinitos
¿Quién no se ha emocionado alguna vez mirando a un niño jugando con su padre o madre, viéndolo jugar en la playa con el agua o arena o comiéndose un helado? Esbozando esa sonrisa que en ocasiones puede ser de un diablillo travieso.  Cuando dicen, siendo pequeños, tú nombre con esa voz dulce y ves esos ojos iluminados esperando una respuesta, un beso, una sonrisa…
Por esas y otras razones los niños son especiales y como siempre se ha dicho están hechos de otra materia, no hay maldad ni malas intenciones en sus ojos, aunque como en todas las cosas, debo decir que depende de cada ocasión y de cada momento.
En la sociedad en la que vivimos eso puede cambiar, debido de que en ocasiones no les prestamos la suficiente atención o queremos tanta independencia para nosotros que no nos damos cuenta de las consecuencias que eso puede acarrear en un menor.
Hace años, casi ningún niño decía una “palabrota” debido ya fuera a la dureza con la que se les  trababa o al castigo que se les imponía.
En la actualidad, los niños aprenden mucho antes las cosas por su relación con el mundo, pero también aprenden antes a imitarnos y a decir palabras “feas”, esto es debido que también somos los adultos los que pronunciamos más palabras impropias, ya que, estamos tan acostumbrados a escucharlas en la sociedad, que no nos damos cuenta o no nos queremos dar cuenta de que esto repercute a los más pequeños y al final somos nosotros lo que sufrimos las consecuencias de no haber inculcado al niño otra forma de expresarse.
Creo que cuando éramos pequeños, la gran mayoría podíamos jugar en la calle, siempre bajo la vigilancia de un adulto, es decir, que nuestros padres y abuelos sacaban tiempo para dar un paseo en familia o llevarnos al parque y disfrutar jugando con otros niños, ahora con las nuevas tecnologías, parece que cada día todos los padres prefieren comprar más videojuegos para no tener que salir de casa y así tener controlado al niño; puedo llegar a entender que un rato de videojuego sea divertido y más divertido sería si uno de los padres jugara con el niño, pero no se debería abusar de esto, ya que lo único que se consigue es que el pequeño no interactúe con otros niños, lo cual, a mi forma de ver no es lo idóneo.
Debemos dejar que se relacione y experimente nuevas emociones y podamos disfrutar de esos momentos.

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